Territorios de Esperanza: tres años desnaturalizando la exclusión



Tiempo atrás advertimos que el espacio publico se convertiría en uno de los escenarios predilectos para las nuevas reivindicaciones sociales de nuestra ciudad. Los hechos acontecidos en los últimos años han demostrado que en el imaginario local va tomando forma un sentido de pertenencia hacia el espacio publico. Los cartageneros se manifestaron en contra de la entrega en concesión de las playas, expresaron su respaldo a los artistas y comediantes callejeros cuando la policía arremetió en contra de ellos por la ocupación legitima que realizaban de las plazas del Centro Histórico, y hace unos cuantos días, se movilizaron para mostrar su descontento por la instalación en la Plaza de la Paz de un stand comercial de la firma Juan Valdéz, mientras a los vendedores ambulantes se les anunciaba que no se les permitiría trabajar en las calles del centro durante los días de la VI Cumbre de las Américas. La medida, evidentemente discriminadora e inequitativa, muestra de la apropiación particular y lucrativa del espacio publico, generó un malestar generalizado entre los cartageneros, lo que obligó a que el alcalde de la ciudad apresuradamente concediera permisos especiales a algunos vendedores ambulantes de café, para de esta forma calmar los ánimos y el descontento de la ciudadanía. 

Hace tres años nació Territorios de Esperanza con el objetivo de contribuir a la desnaturalización de la exclusión, la cual parecía haber sido tan interiorizada en el imaginario local que pasaba triunfal e inadvertida por las calles de la ciudad. Hemos sido testigos en estos largos meses de como surgen nuevos actores sociales que retan los esquemas del orden social conservador y taimado que domina a Cartagena. La lucha de la población LGBTI, por ejemplo, ha conquistado logros importantes, y ningún dirigente local se atrevería a admitir la homofobía en su retorica pública, sin asumir las consecuencias de hacerlo en una ciudad que cada vez menos admite la intolerancia. Las mujeres y los colectivos afrodescendientes continúan sus labores, manteniendo y expandiendo los logros alcanzados en años anteriores. Nada de estos es fortuito.Solo pudo haber sido el resultado de años enteros de trabajo incansable y de enfrentamiento abierto en contra de la exclusión. 

No obstante, la discriminación estructural, la pobreza, la inequidad en la distribución del producto social parecen acrecentarse con el tiempo. Las distancias entre ricos y pobres se expanden hasta limites ineditos. Mientras lujosos condominios son construidos en el norte de la ciudad, en sus demás extremos surgen nuevos tugurios que alimentan el mapa de miseria que ha caracterizado a Cartagena a lo largo de su marcha por el siglo XX. La segregación urbana, el modelo que ha dominado la evolución física de la ciudad en la ultima centuria, se mantiene en pie. Para enfrentarla se requiere el agrupamiento de los movimientos sociales en torno a objetivos comunes, la unidad de los sectores emergentes en contra de las élites dominantes y sus acciones reaccionarias, y el giro de la academia hacia los interrogantes que la sociedad se plantee.  Territorios de Esperanza, por su parte, continuará sin reparos en la búsqueda de una Cartagena de Indias mas equitativa, mas justa y mas humana. 

Foto: Manifestación en la Plaza de la Paz el 9 de Abril del 2012. (Calleshortbus)

Comentarios

  1. Cuando uno recorre la Matuna, Puerto Duro, el centro amurallado, San Diego, la Calle Larga, se topa con un enjambre de vidas atropelladas, luchando a brazo partido su derecho a la existencia. Son hombres, mujeres, jóvenes y niños a los que esta sociedad les debería agradecer el que persistan tercamente en ser ciudadanos. Porque la cosa podría ser peor a la de invadir el espacio publico, estorbar el transito, acosar el turista o afear el entorno. Estos miles de compatriotas, comprendan o no ciertos columnistas que apelan a explicar el fenómeno a simple falta de autoridad, a la corrupción política o al relajamiento de las costumbres; son cartageneros de bien, obligados por las circunstancias de la vida económica a buscarse su sustento en la calle.
    Son los duros habitantes de Puerto Duro que pelean la vida a gaznatadas; los lavadores de carro del Parque de la Marina, a los que las ruindades de la hora hace aparecer la defensa de su oficio sin futuro como gran gestión humanitaria y fuente de empleo; los vendedores de toda suerte de cachivaches de la pobreza, todo a mil, que invaden las calles y estorban a los transeúntes porque los otros pobres, los excluidos de los grandes almacenes, tienen allí, alcanzable el fetiche de las mercancías; los persistentes vendedores de cualquier cosa en la playa que acosan y espantan a nacionales y extranjeros y contra los que se quiere hacer industria turística desalojándolos del lugar que el subdesarrollo les delego como fuente de una subsistencia precaria.
    Son los excluidos del empleo de una macro-economía que lo destruye con seña,de las oportunidades, de la educación, en una sociedad y en una ciudad que le cierra los espacios,los marginados que produce la barbarie del mercado a su arbitrio, la corrupción y el subdesarrollo en general. El retrato vivo de una realidad lacerante que hay que esconderle a los visitantes.
    Todo este reguero de vidas humanas merece un lugar en nuestro entorno de una manera digna. Esta ciudad debe construirse con ellos y hacia ella debe dirigirse asimétrica-mente los recursos pues hacen parte de la inmensa mayoría de ciudadanos de Cartagena en condiciones de pobreza y de pobreza extrema que viven en sus barrios marginales.
    Cartagena y no solo Cartagena sino el país, tienen que encontrar un modelo económico que haga participes del desarrollo a todos sus habitantes de una manera gradual pero sostenida.

    Por: NEPTUIN FRIAS FUENTES

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  2. No puedo estas mas de acuerdo contigo. Cartagena debe ser repensada en función de sus habitantes, y los nuevos imaginarios urbanos que inspiren su evolución futura deben considerar la existencia de estos miles de ciudadanos mancillados por la exclusión.

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