Mi voto es por el Dr. Blanco





Dos encuestas fueron publicadas en los muros del centro histórico de la ciudad en los últimos meses. En la primera, Maria del Socorro Bustamante figura como la ganadora. En la segunda, todavía sigue liderando el listado.No es lo único que tienen en común. Hay por lo menos dos cosas en las que también coinciden: primero, las firmas que las realizaron son relativamente desconocidas, y la segunda, en ninguna de las dos consideraron el voto en blanco como una opción. Detrás de los seis candidatos solo aparece la opción "No sabe/no responde". 

No se si dejaron de lado al voto en blanco a propósito. O si desconocían que en Colombia, como en cualquier otro país "democrático", el voto en blanco es la alternativa por la que optan los votantes que están en desacuerdo con las candidaturas en disputa y desean que las elecciones sean repetidas, con nuevos candidatos a bordo, por supuesto. En Cartagena rara vez ha sido una opción con probabilidades, salvo por unas elecciones atípicas en el 2005 donde un grupo de ciudadanos de sectores de la clase alta constituyeron un movimiento llamado "Cartagena 1815", y cuyo propósito oficial era la promoción del voto en blanco para evitar una eventual reelección de Nicolas Curi (aunque eso hubiese significado que el alcalde tuviera que ser elegido a dedo por el presidente de la época, Alvaro Uribe Velez). Antes y después del 2005 no ha existido una experiencia parecida y el voto en blanco se ha sido desde siempre la "cenicienta" de las elecciones locales. Es de común decir entre los cartageneros que decidirse por él es una perdida de tiempo ya que los votos que obtengan, al final le serán sumados al que halla ganado las justas electorales. Sospecho que este mito es estrategicamente difundido y reforzado por los politiqueros de profesión. 

Contrario a lo que muchos equivocadamente suponen, el voto en blanco es una opción política, digna de ser considerada. No es una opción con probabilidades, es cierto. En una ciudad donde "Jorge Isaccs", el de los billetes de 50.000 pesos, goza de un papel decisorio en los resultados electorales, es difícil que una alternativa política que es fruto de una consideración ideológica, o por lo menos de un análisis concienzudo de la realidad, pueda tener éxito. Pero así son las cosas. 

La ultima encuesta realizada en la ciudad, donde Campo Elias Terán va ganando sobradamente,y realizada en esta ocasión por una firma nacional de sobrado reconocimiento y que sí consideró el voto en blanco, reveló que por lo menos el 4 % de los votantes prefieren votar por la ultima opción mencionada. Este humilde servidor se suma a este grupo. He decidido votar por el "Dr. Blanco" (así como lo denomina un amigo) en las elecciones por la alcaldía de Cartagena por numerosas razones. En principio, porque no voto por movimientos políticos ambiguos, de dudosa procedencia, ni mucho menos por partidos de derecha. Tomen el listado de los partidos, movimientos o lista de ciudadanos que participan de las elecciones y verán que la absoluta mayoría pueden ser agrupados bajo cualquiera de las tres categorías.  La izquierda se abstuvo de lanzar un candidato, cosa que considero sensata; no se puede lanzar un candidato a las elecciones locales de una ciudad sobre la cual el partido públicamente no opina, no discute, ni se manifiesta. Estando las cosas así, según mi concepto, simplemente no quedan opciones. No confío en ninguno de los candidatos, y aunque algunos luzcan bastante honestos, no dan señales de aspirar a transformaciones radicales para una ciudad que realmente las necesita.  

Dudo mucho que el voto en blanco tenga probabilidades, y supongo que ademas del futuro alcalde o alcaldesa, la compra de votos y la abstinencia se alzarán con la victoria. Este es el destino inevitable de la ciudad. Quizás, después de un par de generaciones de cartageneros formados e instruidos en el arte de ser ciudadanos, pudiéramos soñar con un futuro distinto.

Comentarios

  1. También me sumo a este opción del Dr. Blanco, porque los candidatos a la Alcaldía no llenan las expectativas y además no son prendan de garantía para construir una ciudad incluyente y más humana.

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