Cartagena: 2009-2019 (A propósito del décimo aniversario de Territorios de Esperanza)



Hace 10 años nació Territorios de Esperanza. Surgió en medio de una coyuntura sin precedentes. Una mujer, Judith Pinedo, había sido elegida por primera vez como alcaldesa de la ciudad. Su mandato estuvo marcado por luces y sombras. Hubo una apertura democrática que los movimientos sociales supieron capitalizar para sacar adelante sus causas. El movimiento LGBTI, los afros, y las feministas encontraron en su gobierno un aliado incondicional. Por otro lado, la seguridad ciudadana desmejoró notablemente. La lucha contra la pobreza, una de las banderas de su gobierno, no logró resultados duraderos, y la ciudad hoy sigue figurando entre las más desiguales del país. Pero el mayor reclamo por parte de sus seguidores fue que no construyó una base política que se aferrara al poder y garantizara la continuidad de su plan. Judith Pinedo fue sucedida por Campo Elías Terán, el primer afro-descendiente en ser elegido como alcalde de Cartagena. A diferencia de Pinedo, Terán era un hombre sin experiencia alguna en la política, y llegó al poder de la mano de un sector de las élites tradicionales que querían recobrar el poder tras el gobierno de Pinedo. Terán tuvo un mandato fugaz y desafortunado que duró poco menos de un año. En abril del 2013 murió víctima de un cáncer, que algunos consideran fue potenciado por su bienintencionado afán por servir como alcalde. De ahí en adelante, Cartagena entró en una crisis institucional. En seis años ha tenido 11 alcaldes, la mayoría designados desde Bogotá. Unos malos y otros peores. El último alcalde elegido democráticamente en las elecciones atípicas del mayo del año pasado fue Antonio Quinto Guerra, quien solo duró en su cargo debido a irregularidades que ya habían sido expuestas desde antes de su elección. En este momento, Cartagena atraviesa por uno de los peores momentos de su historia reciente, y nada parece indicar que habrá de ser diferente en los años venideros. Las mafias locales, las élites tradicionales, y los capitales transnacionales administran la ciudad a su antojo, y a veces en abierta complicidad. Es poco probable que algo cambie después de las elecciones regionales del próximo octubre. Así las cosas, esté blog continuará con la misión que se trazó hace 10 años: desnaturalizar la exclusión. Quizás, a la vuelta de otra década, el panorama sea diferente. 

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