La amenaza del fundamentalismo cristiano


Juan Gabriel Vásquez describe a una persona fundamentalista como aquella que solo sabe hacer una cosa correctamente. El pastor evangélico Miguel Arrázola es un buen ejemplo del fundamentalismo: solo puede entender la realidad a través de su fe (o de su interpretación individual de aquella fe), y no admite que terceros, dentro o fuera de su iglesia, piensen de manera distinta. Es por eso que en repetidas ocasiones se ha manifestado sobre asuntos de la vida pública. A nivel nacional se hizo celebre por hacerle oposición activa al proceso de paz con la guerrilla de las FARC durante el plebiscito del pasado octubre. En la ciudad se le conoce también por sus posturas reaccionarias frente a la libertad de género. Sus opiniones, aunque ya no pasen desapercibidas, se han vuelto cada vez más predecibles. Pero las declaraciones que hoy circulan en los medios tienen un contenido violento explicito inusual. En ellas se manifiesta en contra de un periodista local, y afirma que lo único que le impide atentar en contra de su vida es el hecho de ser cristiano, porque de lo contrario, sus restos ya estarían flotando en las aguas de la Ciénaga de la Virgen. Se despacha además en contra de sus críticos a quienes califica como "maricas empolvados", y les reta a que critiquen del mismo modo a los islámicos, y que así se expongan a ser ajusticiados por decapitación. Su rebaño le aplaude en medio de risas y alabanzas. 

El alcance de los comentarios del pastor Arrázola no pueden ser desestimados. Su retórica es sumamente violenta y evoca los peores actos del fundamentalismo cristiano. En nombre de su fe, los cristianos han cometido crímenes barbáricos perfectamente equiparables a los del fundamentalismo islámico. Los peores actos de terrorismo doméstico en los Estados Unidos han sido perpetrados por grupos cristianos como el Ku Klux Klan, o por organizaciones como el Ejercito de Dios que cometió varios atentados en contra de clínicas de aborto y clubes LGBT. Los grupos cristianos anti-balaka en la República Centro africana han cometido numerosas masacres en los últimos años, sobre todo en contra de los musulmanes. La amenaza del fundamentalismo cristiano es real. No hay razones para pensar que la prédica violenta de sus líderes no va a terminar alimentando acciones temerarias de parte de sus seguidores. 

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